sábado, 12 de septiembre de 2009

Gracias, gracias y mil gracias

Finalmente nos vamos este Domingo, camino al proyecto más importante que nos toca vivir como familia. El tiempo ha pasado tan rápido que ha sido imposible darse unos minutos para meditar respecto a todo lo sucedido, sin embargo a horas de subirnos al avión, en un viaje que va a decidir en gran medida el futuro de nuestro niño y las posibilidades de mejorar su calidad de vida, la luz de esperanza que nos ilumina muestra en detalle todos los esfuerzos que ha hecho el Señor para que esto sea posible.
Por eso gracias mi Señor, por todos los esfuerzos que has hecho por nosotros, por toda la gente maravillosa que has colocado en nuestro camino, por nuestros amigos que han sido un gran apoyo en los momentos difíciles, por nuestra familia y su incondicionalidad, por la cadena de milagros que tuviste que realizar para poder preparar un viaje de esta naturaleza en tan poco tiempo, por la fe que nos alivia, que nos da esperanza y que nos da consuelo. Ahora entiendo porqué algunos filósofos indicaban que la religión era el opio de los pueblos, pues la fe nos llena de esperanza y el único sentimiento que emerge del corazón es alegría y agradecimiento, a pesar de lo que nos espera es bastante duro y vamos a necesitar mucha fuerza para poder apoyar a Dieguito en todo el proceso, la felicidad de poder llevarlo y que tenga la evaluación de este centro médico es más grande que cualquier preocupación.
Ahora nos embarga la sensación de entrega; todo está hecho, las cartas están jugadas y ya no nos queda nada más que seguir el camino que el Señor nos ha escogido y esperar, esta entrega nos da la serenidad y paz que necesitamos para poder continuar.

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